Antonio Zanón: «Siempre me he considerado un policía de pueblo al servicio de mis vecinos»

El ya ex jefe de la Policía Local de Buñol, Antonio Zanón Moliner.
El ya ex jefe de la Policía Local de Buñol, Antonio Zanón Moliner.

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El ya ex jefe de la Policía Local de Buñol, Antonio Zanón Moliner.
El ya ex jefe de la Policía Local de Buñol, Antonio Zanón Moliner.

— PREGUNTA: Acaba de jubilarse, tras 30 años de servicio como Policía Local en Buñol. ¿Cual es su primera sensación?

— RESPUESTA: Una sensación de descanso. Aunque nostálgicamente me gustaría seguir, pero hay que dar paso a la juventud que hoy en día está mucho más preparada que nosotros.

— ¿Cómo es exactamente el proceso de jubilación en la Policía Local, porque creo que tiene ciertas peculiaridades?

— Sí, estamos unos meses en segunda actividad. Yo empecé antes de 2019 en la segunda actividad y en diciembre se aprobó el esperado decreto sobre la Policía Local donde se incluía este cuerpo en ese segmento de personas que se pueden jubilar a los sesenta años.

— ¿Se acuerda de su primer día de servicio?

— Sí, perfectamente. Yo vivía en la calle Garcés Vericat y tenía que entrar un 13 de marzo, vísperas de Fallas. Cuando pasé por la zona donde estaba Patrón y ahora el pub Win’s eran las ocho de la mañana y todo el mundo me miraba por la cristalera preguntándose quien era el nuevo policía local. Me acuerdo perfectamente de ese primer día, que lo hice con Rafael Pérez, «el Rubio» que llamábamos; y entramos Francisco Mas y yo el mismo día: él por la tarde y yo por la mañana. Me acuerdo de toda esa época y de lo mucho que ha cambiado ahora.

— ¿Tanto ha cambiado?

— Muchísimo, ten en cuenta que antes había un agente de mañana y otro de tarde para todo el pueblo. Y dos agentes de noche. Trabajábamos muchas horas. Durante el año, la mitad de noche.

— ¿Cuantos agentes había en Buñol cuando entró en el cuerpo?

— Cuando yo entré éramos nueve. Y ahora, si se cubrieran todas las plazas que hay vacantes, estaríamos hablando de 18.

— ¿Son suficientes?

— No, harían falta más. Como mínimo Buñol requiere una plantilla de entre 22 o 24 agentes.

— En estos treinta años me imagino que habrá vivido grandes momentos, ¿cuales recuerda?

— Bueno, recuerdo por ejemplo anécdotas satisfactorias como el rescatar a montañeros en la zona de La Jarra con helicóptero. Momentos difíciles, porque estar metido en la Jarra con un helicóptero no es nada fácil. Pero la satisfacción de poder liberar a la gente que sacamos de ahí fue muy grande. Aunque a algunos ya los sacamos fallecidos. Otra satisfacción muy grande ha sido el poder coordinar La Tomatina de Buñol desde el año 2013 que es cuando se propuso acotar y cerrar el recinto. Debo decir que el primer año estábamos acongojados, porque no sabíamos muy bien lo que nos podría venir. Aunque año a año hemos tratado de solucionar los pequeños problemas que nos surgían. Se propuso los últimos dos años cortar todos los accesos a La Tomatina con vehículos, cosa que el capitán de la Guardia Civil dijo que era una gran idea. Y hoy en día se sigue haciendo. Son satisfacciones que no tienen una recompensa económica, pero sí en forma de reconocimiento por parte de gente que sabe más que nosotros en estos campos. Porque al fin y al cabo somos policías y yo siempre me he considerado un policía de pueblo al servicio de mis vecinos.

— Organizar un evento como La Tomatina en un pueblo de menos de diez mil habitantes y con las amenazas de terrorismo que a nivel internacional se han dado, ¿no debe ser fácil, verdad?

— Te puedo decir que yo empezaba a organizar cada Tomatina sobre el mes de febrero o marzo. Porque hay que alquilar coches, buscar comisionados de otras poblaciones, vallas de seguridad… muchísimas cosas que no se solucionan en un momento si no que tienes que ir solventando poco a poco. Contratar grúas, reuniones con Guardia Civil, Protección Civil… Luego, a partir de mayo, teníamos cada quince días reuniones porque por el tema del terrorismo yihadista se pasa por todo el recorrido para identificar a todas las persona, así como en las calles adyacentes. Realmente el pueblo de Buñol no sabe el despliegue de seguridad que se hace en cada Tomatina. Hay que identificar a todos los conductores de los camiones, a todos los que van encima…

— ¿Ha habido un antes y un después tras el incremento de los atentados terroristas yihadistas ?

— Sí, sí, a partir de 2016 es cuando se empezó el tema a controlar más todavía.

— ¿Cuantos efectivos de seguridad participan?

— Bueno, yo tengo la información que tengo, pero hasta donde sé, porque muchos vienen de paisano y no los identificas, efectivos de Guardia Civil suelen ser alrededor de 250 agentes. Policía Local el último año éramos 42 más los de Buñol; de Protección Civil había entre 180 y 190 efectivos; más seguridad privada y luego la Conselleria nos mandaba Policía Autonómica: 6 agentes por la mañana y 6 por la noche. Y a ellos hay que sumar efectivos sanitarios, 10 ambulancias medicalizadas, 15 ATS…

— ¿De todo el operativo, quien es el máximo responsable?

— Bueno, yo era el responsable del Ayuntamiento. Luego estaba el Puesto de Mando Avanzado, PMA. Aquí la Guardia Civil se encargaba más del control exterior y Protección Civil y Policía Local del recorrido de La Tomatina. Sí que es verdad que en las entradas principales teníamos apoyo de Guardia Civil, pero en el PMA cada cuerpo se ocupa de unas tareas. Esto fue una idea mía, porque al principio íbamos con móviles y con emisoras, y claro con los inhibidores de frecuencia íbamos locos. Así que propuse la creación del PMA que ha sido todo un éxito, ya que está constituido por el capitán de la Guardia Civil, un miembro de Protección Civil, un miembro sanitario, un miembro de la seguridad privada, otro de Guardia Civil de Tráfico y yo como Jefe de la Policía Local.

— ¿Dónde se ubica el PMA?

— En el retén de la Policía Local de Buñol. Allí tenemos cámaras, conectadas con el helicóptero y en todo momento tenemos visualización directa de La Tomatina y alrededores.

— ¿No dormirá hasta que no acabe la fiesta, verdad?

— Bueno para nosotros no acaba a la una o las dos. Sí que es verdad que lo más importante es que no haya accidentes ni cosas graves. Sí que te puedo decir que cuando acaba La Tomatina el cuerpo se relaja y dice: hasta aquí he llegado. Te quedas muerto porque son horas muy tensas.

— No obstante, han puesto el dispositivo de Buñol como ejemplo de buena coordinación. ¿Estará orgulloso de eso, verdad?

— Sí, mucho. De hecho fue hace unos años en un simposio de Policias de todo el mundo en el Ivaspe; fue toda una satisfacción que nos pusiesen como ejemplo de coordinación y cooperación a La Tomatina de Buñol entre los cuerpos de Guardia Civil, Protección Civil y Policía Local. Para mi todo un orgullo. Me hicieron levantarme y recibí un aplauso que me puso la piel de gallina. Es algo que recuerdo con mucho orgullo.

— ¿Hasta qué punto es fundamental la coordinación?

— Hasta el punto de que no sabes nunca lo que puede llegar a ocurrir y lo que necesitas. Que haya diferencias entre los cuerpos de seguridad es una lacra y algo que hay que evitar. Lo mejor es llevarse bien, porque estamos trabajando para el ciudadano. El fin es el mismo, aunque unos vayan de verde y otros de azul.

— ¿La pérdida de varios compañeros fallecidos en acto de servicio han sido los momentos más duros de su carrera?

— Sí, la perdida de los compañeros Raquel y Pedro en 35 días han sido momentos muy duros. Muy profesionales ambos y a los que tengo en el corazón todos los días. Cada vez que me ve la madre de Raquel me lo vuelve a recordar. Y Pedro era un chaval de Valencia que tenía muchísima ilusión por ser policía. Fueron dos perdidas muy duras.

— ¿Ha sabido Buñol recordar a ambos agentes fallecidos en acto de servicio?

— Bueno, conseguí, porque fue una cosa en la que me empeñé con otros compañeros, que se le pusiese el nombre de ambos agentes al edificio del retén. De hecho, al margen de este homenaje del Ayuntamiento, los compañeros, con nuestro dinero, cada año depositamos flores en las tumbas de ambos en los cementerios de Buñol y el de Valencia. Recuerdo con mucho sentimiento el día que inauguramos la placa con sus nombres… y las caras de sus padres, dándonos las gracias.

— Ser Policía Local en tu propio pueblo, ¿es mejor o peor?

— Peor, porque conoces a la gente y a veces no saben distinguir cuando estás de servicio y cuando no. Porque a veces te martillean por la calle cuando vas de paisano y todos tenemos nuestro horario. Además, hoy hay muchos ordenadores, pero antes a los compañeros no nos hacía falta porque conocíamos a todas las personas que vivían en todas las calles.

— ¿La Policía Local siempre será el cuerpo policial más próximo al ciudadano?

— Somos lo más cercano al ciudadano. A mí me hace gracia cuando se habla de la policía de proximidad; la Policía Local somos la verdadera policía de proximidad. Aunque yo no he sido un Jefe de Policía Local, jefe, jefe. Los Jefes de Policía van delante desfilando y yo he ido siempre trabajando para el ciudadano. Para acabar me gustaría tener un agradecimiento tanto a los compañeros de la Policía Local, como a Protección Civil, Guardia Civil y a los alcaldes, alcaldesas y concejales con los que he trabajado.

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