Cultura solicita al Gobierno que declare BIC seis poblados fortificados del territorio valenciano

La petición hace referencia al poblado amurallado de ‘Castellar de Ragudo’, en Pina de Montalgrao; al poblado ibérico de ‘El Castellar’, en Casinos; al poblado ibérico amurallado ‘El Puig d’Alcoy’, en Alcoy; al poblado prehistórico amurallado ‘El Mortorum’, en Cabanes; al poblado protohistórico amurallado ‘La Lloma Comuna’, en Castellfort; y al poblado ibérico amurallado ‘La Celadilla’, en Ademuz.

La Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985 establece que es el Ministerio de Cultura quien tiene que declarar como BIC todos los elementos defensivos como castillos y poblados fortificados.

El Castellar de Ragudo es un poblado ibérico amurallado con categoría de monumento en Pina de Montalgrao. El enclave, la localización del yacimiento y su configuración muestran un carácter defensivo vinculado casi con toda seguridad a la vigilancia y control del paso natural del Valle del río Hurón, puerto del Ragudo, que comunica el valle del río Palancia con los páramos de Barracas (Castellón). De planta rectangular, presenta un lienzo de muralla muy bien conservado que lo circunda por tres de sus cuatro lados, mientras que en el restante, un escarpado farallón rocoso hace a las veces de cierre y de punto desde el que otear el camino que se extiende a sus pies, que no es otro que la vía romana que unía ‘Saguntum’ con ‘Caesaraugusta’.

Presenta fuertes amurallamientos que llegan a superar los dos metros de altura. La muralla está construida con aparejo de sillarejos muy bien trabados con mortero, donde esta es visible, y en uno de sus lados se adosa a una gran torre cuadrangular, posiblemente escalonada que sirve de cierre a un foso excavado en la roca que pudo constituir el acceso al monumento.

En Casinos, el poblado ocupa la cima de un cerro bastante abrupto y consta de una superficie de 2.000 metros cuadrados. Se encuentra amurallado por tres de sus lados, y se completa, en su lado sur, por un fuerte escarpe natural. El yacimiento presenta una forma alargada de más de 120 metros de largo con una anchura máxima que alcanzaría los 20 metros. El yacimiento arqueológico corresponde a una atalaya u ‘oppida’ pequeño, cuya cronología se centra en el Ibérico pleno (s. IV-III a.C.).

Las excavaciones arqueológicas en ‘El Puig d’Alcoi’ han descubierto los restos de un asentamiento ibérico de los siglos VII a IV a. de C., entre los que destacan los muros de varios departamentos o habitáculos de casas y el torreón de defensa del acceso a la ciudad. La excavación del torreón y los posteriores trabajos de restauración realizados en el monumento han puesto de manifiesto la importancia de este singular elemento defensivo de los siglos V-IV a. de C., como muestra de la arquitectura defensiva.

En Cabanes, el ‘Mortorum’ es un poblado de la prehistoria reciente, situado al extremo Sudoeste de una colina de cima alargada. Está rodeado por una amplia muralla, que lo defiende y consta de 13 habitaciones escavadas en dos calles. Junto a él existe un túmulo funerario de la edad del bronce. El poblado de ‘El Mortorum’ es un importante asentamiento indígena amurallado. Las excavaciones recientes han permitido descubrir los restos de un poblado de la edad del bronce al que se superpone otro del hierro antiguo, con calles, edificios de planta rectangular, documentándose objetos metálicos y cerámicos de tradición indígena, o procedentes del comercio con los fenicios (platos trípodes, ánforas y urnas).

La ‘Lloma Comuna’ de Castellfort es un asentamiento que se inicia en la primera mitad del siglo VII a. de C. (Hierro Antiguo) y que posteriormente es ocupado durante el Ibérico pleno. Posiblemente, el asentamiento tuvo una continuidad en los dos últimos siglos del primer milenio, durante el Ibérico tardío. Los elementos defensivos que se distinguen son dos lienzos de murallas en el este y oeste, la torre sur y elementos naturales, conformados por los dos acantilados en el norte y en el sur.

En Ademuz, ‘La Celadilla’ fue incluido en los primeros estudios de carácter territorial sobre el poblamiento ibérico en la comarca con la categoría de ‘oppida’ fortificado, lo que le otorga una posición dominante en la jerarquización de los asentamientos de la zona, avalado por su extensión y situación, la importancia de su cerámicas de importación, y la extensión y posición de control visual sobre el territorio físico, que lo sitúan integrado en circuitos de distribución que exceden el ámbito local y regional.

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