El Liceo de Cheste se traslada a los años 20 para revivir un clásico del cine mudo con música en directo

Metrópolis, estrenada en 1927, se ambienta en una ciudad futurista en la que la sociedad está dividida en dos clases sociales muy marcadas: la clase dominante y los trabajadores.
Metrópolis, estrenada en 1927, se ambienta en una ciudad futurista en la que la sociedad está dividida en dos clases sociales muy marcadas: la clase dominante y los trabajadores.
Metrópolis, estrenada en 1927, se ambienta en una ciudad futurista en la que la sociedad está dividida en dos clases sociales muy marcadas: la clase dominante y los trabajadores.
Metrópolis, estrenada en 1927, se ambienta en una ciudad futurista en la que la sociedad está dividida en dos clases sociales muy marcadas: la clase dominante y los trabajadores.

Este fin de semana se cerró el ciclo de Cine en Liceo con el estreno de una propuesta cinematográfica novedosa con la que los espectadores pudieron disfrutar del clásico del cine mudo Metrópolis, con música en directo a cargo del grupo Manjana.

“La música en directo potencia las imágenes y revive en el mundo psicológico del espectador nuevas sensaciones”, explican desde Manjana, “esta propuesta artística ha sido para nosotros un intento de revivir el bello trabajo de los músicos de antaño, que se extinguió con la llegada del cine sonoro”.

Metrópolis, estrenada en 1927, se ambienta en una ciudad futurista en la que la sociedad está dividida en dos clases sociales muy marcadas: la clase dominante y los trabajadores. “La película apela a la necesidad de la razón y la capacidad crítica frente a las manipulaciones de los medios de comunicación, y también incide en la importancia del papel del corazón como mediador en los conflictos sociales”, explicaba la concejala de Cultura, Mª Ángeles Llorente, durante la presentación. “Más tarde fue el propio director de la película, Fritz Lang, el que matizó que era imprescindible avanzar hacia la justicia social mejorando los derechos de las personas”.

Así, pasadas las 19 horas, comenzó el espectáculo. Encima del escenario, piano, clarinete, violoncello, tuba y percusión, acompañaron a las imágenes dejando una estampa en el Liceo de finales de los años veinte en la que el cine, una vez más, invitó a la reflexión sobre el funcionamiento de la sociedad actual.

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