CORREOS presenta un matasellos dedicado a la Tomatina de Buñol

Primeras cartas que han salido hacia su destino con el nuevo matasellos. tc.c

Primeras cartas que han salido hacia su destino con el nuevo matasellos. tc.c
CORREOS ha presentado este viernes en su oficina de Buñol el matasellos dedicado a la Tomatina que acaba de ponerse en circulación. A esta presentación han asistido el Alcalde del municipio, Rafa Pérez, el Presidente de la Federación de Asociaciones Filatélicas de la Comunidad Valenciana, FASFILCOVA, Juan Antonio Llácer, la jefe de sector de Red de Oficinas de Correos, Ines García y el director de la Oficina de Buñol, Miguel Salazar.

Tras el acto de presentación se han matasellado las primeras cartas con la impronta dedicada a la Tomatina. De esta manera dicha festividad podrá viajar por todo el mundo a través de la red postal. Este matasellos está diseñado para que filatélicos y clientes puedan cancelar sus envíos postales con esta imagen, donde además, se puede leer el nombre del municipio y la fecha del envío. El matasellos estará disponible de forma permanente en esta oficina para quien lo solicite en el momento de realizar sus envíos.

Esta iniciativa se enmarca dentro de una campaña emprendida por CORREOS que, desde que comenzó este año, ha emitido diversos matasellos para colaborar en la difusión de imágenes de lugares y monumentos emblemáticos de diferentes ciudades a través de los envíos postales.

El origen de los matasellos respondió a la inutilización de la tasa de franqueo, pero a lo largo de los años ha adquirido otro valor por su relevante impacto en el coleccionismo filatélico, al representar su impronta una comunicación de los grandes acontecimientos, de los valores y de los logros de nuestra sociedad, que refuerza la imagen y presencia del sello de Correos.

La Tomatina

La Tomatina comenzó el último miércoles de agosto del año 1945, cuando unos jóvenes pasaban el rato en la Plaza del Pueblo para presenciar el desfile de gigantes y cabezudos y otros actos de la fiesta. Los chicos decidieron hacerse un hueco dentro de la comitiva de un desfile con músicos, gigantes y cabezudos. El ímpetu de los jóvenes hizo que cayera un participante que, preso de la ira, empezó a golpear todo lo que encontraba a su paso. Por un capricho del destino, allí había un puesto de verduras que fue pasto de la multitud enfurecida: la gente empezó a tirarse tomates de unos a otros hasta que las fuerzas del orden público pusieron fin a aquella batalla vegetal.

Al año siguiente, los jóvenes repitieron el altercado de forma voluntaria y llevaron los tomates de su casa. Aunque la policía disolvió en sucesivos años la reciente tradición, los chicos, sin saber nada, habían hecho historia. La Tomatina fue prohibida a principios de los 50, cosa que no disuadió a sus participantes que llegaron a ser, incluso, detenidos. Pero el pueblo habló y la fiesta volvió a permitirse, uniéndose más participantes y tornándose cada vez más frenética.
La fiesta fue, de nuevo, cancelada hasta 1957, cuando, en señal de protesta, se celebró el entierro del tomate: una manifestación en la que los vecinos portaron un ataúd con un gran tomate dentro. El desfile se acompañó con una banda de música que interpretaba marchas fúnebres y su éxito fue total. Finalmente se permitió la Tomatina y se instauró la fiesta de forma oficial.

Desde entonces, año a año crece el número de participantes y el entusiasmo por La Tomatina. El éxito ha llevado a que La Tomatina de Buñol fuera declarada en 2002 Fiesta de Interés Turístico Internacional por la Secretaría General de Turismo.

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