El Hospital de Manises recomienda a las Amas de Casa planificar el tiempo, hacer ejercicio y cultivar las relaciones sociales para reducir la sobrecarga física y emocional

Una de las charlas ofrecidas a las Amas de Casa en Manises. tc.c

Una de las charlas ofrecidas a las Amas de Casa en Manises. tc.c
El trabajo de las amas de casa es una responsabilidad “invisible”, no remunerada, rutinaria y que requiere un gran esfuerzo físico y emocional. Además, esta importante labor, supone jornadas muy largas de trabajo que no cuentan con periodos de descanso ni vacaciones. Se trata de un empleo de 24 horas que exige desempeñar funciones muy variadas y que no está socialmente reconocido. Tal y como afirma la Psicóloga Clínica del Hospital de Manises, María José Fernández Carbonell “las tareas que desempeñan las amas de casa ni siquiera se considera trabajo, sino una obligación casi natural del género femenino”. Son datos que se han explicado hoy en la charla ofrecida por el Hospital de Manises para trabajadoras y asociaciones de amas de casa del departamento de salud.
Todo esto, puede llevar a estas mujeres a padecer el “síndrome del quemado”, por lo que empiezan a sufrir problemas físicos y psicológicos como consecuencia del estrés que soportan. Además de las labores físicas que requiere el trabajo en el hogar, las amas de casa tomas decisiones sobre muchos temas (economía doméstica, alimentación…), escuchan y ayudan a resolver problemas de sus hijos y parejas y se convierten en la psicóloga de la familia. Esta sobrecarga emocional puede producir fatiga mental, disminución de la concentración, nerviosismo, depresión, falta de ilusión, angustia… convirtiendo a las mujeres que trabajan en casa en un colectivo de riesgo de padecer problemas psicológicos o físicos graves.

La crisis multiplica la sobrecarga física y emocional
A raíz de la crisis económica las estructuras familiares han cambiado mucho, situación que ha hecho que el trabajo de las amas de casas también se modifique sustancialmente. El desempleo ha provocado reestructuraciones familiares de manera que ha aumentado, por ejemplo, el número de personas que conviven en una misma casa y, con ello, la labor de estas mujeres. Si éstas, además, son abuelas, recae sobre ellas la responsabilidad de cuidar de los nietos y, muchas veces, de ayudar a los suyos económica, instrumental y emocionalmente. Atender las necesidades de los parientes desempleados, cuidar a la familia y manejar la economía doméstica (con más miembros en el núcleo familiar y menos ingresos) hace que la carga física y emocional de las amas de casa se multiplique por dos, “lo que puede repercutir en episodios de estrés para estas mujeres como reacción a situaciones que les exigen mucho esfuerzo para afrontarlas”, asegura María José Fernandez.

¿Cómo se reduce el estrés?
La Psicóloga Clínica del Hospital de Manises da algunos consejos que pueden ayudar a estas mujeres a sobrellevar el peso emocional y físico que soportan:
– Planificar bien el tiempo: Es importante repartir bien las horas del día de manera que en ellas no sólo quepan las obligaciones sino también tiempo para una misma y para realizar actividades de disfrute o de interés personal como dar un paseo, quedar con una amiga, hacer un curso…
– Pedir ayuda: hacer que el resto de la familia se implique repartiendo obligaciones y tareas.
– Cuidar el aspecto físico: en ocasiones estas mujeres están tan ocupadas atendiendo a los demás, que encuentran poco tiempo para dedicarse a ellas mismas. “Cuidar nuestro aspecto, mejora nuestra autoestima”, asegura Fernández.
– Realizar ejercicio físico: el deporte ayuda a la tonificación muscular y disminuye la activación del estrés, produce un estado de cansancio agradable que favorece el sueño reparador y ayuda a calmar la preocupación excesiva.
– Cultivar las relaciones sociales: encontrar espacios, grupos o lugares donde desarrollar otras funciones, capacidades o aficiones que le permitan desarrollarse como persona.
– Dormir: al menos 7 u 8 horas para sobrellevar el ritmo de trabajo al día siguiente.
– Cuidar la alimentación: comiendo suficientes verduras y frutas y la cantidad necesaria de hidratos de carbono y proteínas evitando el consumo excesivo de azúcares y grasas.
A partir de los 40 años, el estrés físico y emocional del ama de casa puede relacionarse también con la etapa de la vida que atraviesa cualquier mujer. “Este momento de la vida aunque complicado y lleno de cambios, puede ser una oportunidad excelente para “repensar” sobre la trayectoria de lo ocurrido y plantearse nuevas metas y objetivos que le ayuden a adquirir una vida más plena y satisfactoria”, explica Fernández Carbonell.

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