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El pasado miércoles, 1 de julio, arrancó en Cheste la escuela de verano 2020 con un protocolo de actuación adaptado a la normativa existente debido a la pandemia COVID-19.
“La Escuela de Verano se está desarrollando sin incidencias, se está haciendo un esfuerzo organizativo muy importante en el día a día que va teniendo sus frutos, de manera que los niños y niñas que participan están disfrutando de las actividades de forma segura”, ha declarado la concejala de Sanidad y de Educación, Mª Ángeles Llorente.
En esta ocasión, en lugar de realizar la actividad en un mismo colegio como se hacía en ediciones anteriores, el alumnado se ha dividido en los tres centros públicos del municipio, favoreciendo así la configuración de unidades estables de convivencia y la organización de entradas y salidas escalonadas. De esta forma, cada colegio cuenta con una persona encargada de la coordinación del mismo, con cerca de 50 niños y niñas por centro, sumando un total de 144 inscritos/as. Por otra parte, cada monitor o monitora se encarga siempre del mismo conjunto de alumnos/as, tanto dentro del aula, como en el tiempo de recreo y durante la actividad escolar se mantienen todas las medidas sanitarias recomendadas, como respetar las distancias de seguridad, utilizar mascarillas cuando sea necesario o desinfectar frecuentemente las manos; en cuanto al uso de los aseos, solo se permite la entrada individual, con la asistencia de un/a auxiliar, que se encarga de desinfectar el lavabo después de que sea utilizado.
“Mi hija tiene su grupo estable de 9 personas y le han adjudicado un horario de entrada y salida. Cuando entra le toman la temperatura y le desinfectan las manos, después tiene que ponerse en uno de los conos de la fila, manteniendo las distancias”, explica Elvira Górriz, madre de una de las alumnas de la escuela de verano. “Al principio tenía mis dudas ante la idea de matricularla, pero ante la incertidumbre de si nos vuelven a confinar y viendo el protocolo de seguridad que hay en la escuela, pensé que era una buena oportunidad para que disfrute de esta experiencia en julio, por lo que pueda pasar después”.
Tal y como ha informado Alba Doménech, desde el equipo de coordinación de la Escuela, la colaboración de las familias está siendo indispensable para el buen funcionamiento. “Las familias están cumpliendo y respetando al máximo el protocolo; los niños y las niñas también vienen muy concienciados y con ilusión por ver a sus compañeros y compañeras.” afirma. “Coordinar el mismo proyecto en tres centros requiere más trabajo del habitual, pero los y las responsables de cada colegio estamos en constante comunicación y a nivel de programación didáctica mantenemos una misma línea, realizando las mismas actividades. Aunque es una escuela de verano diferente, los niños y niñas la están disfrutando mucho. Además, cada niño o niña va al centro en el que habitualmente está escolarizado, con lo que automatizarán estos protocolos de seguridad y servirán para el retorno a la educación pública obligatoria”.
El lema de la Escuela de Verano es “Cuidemos la vida, cuidemos la Tierra” y plantea al alumnado cuál es la situación actual y cómo con pequeñas acciones pueden contribuir a cuidar el entorno. “Los niños y niñas juegan a ser científicos y tienen que descubrir qué amenazas tiene el planeta para buscar soluciones. Cada semana hacen una expedición a un punto de la Tierra y, a través de recursos audiovisuales, juegos de agua, talleres y manualidades se sigue el hilo conductor de esta edición, potenciando al máximo la reflexión sobre las temáticas que se van a bordando. También, de manera transversal, estamos trabajando la movilidad sostenible y hábitos de vida saludables”, explica Doménech.
“Todos los días hacemos muchas actividades: hoy vamos a preparar una maqueta”, comenta en la entrada de la escuela Hanna Salvo, alumna de 6 años. “Me gusta mucho venir a la escuela de verano y es fácil seguir las nuevas normas, no me importa venir con mascarilla”.
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