La superficie agraria con daños por fauna salvaje crece un 30% porque la sequía empuja a los animales hacia los cultivos

Los daños causados en la agricultura por la acción de las diversas especies de animales salvajes que pueblan la Comunitat Valenciana se han agravado considerablemente como consecuencia directa de los efectos de la sequía sobre los hábitats naturales de la fauna silvestre. Los propios datos oficiales, dados a conocer durante la reunión de la comisión de seguimiento sobre esta materia celebrada recientemente y constituida por la Administración autonómica y las organizaciones agrarias, vienen a ilustrar y corroborar esta tendencia al alza. Así, y en relación a este aspecto, Agroseguro refiere que entre el año 2012 y el mes de octubre de 2013 la superficie agraria valenciana afectada por este tipo de siniestros se ha incrementado un 30%. Hay que tener en cuenta, además, que esta valoración de la entidad aseguradora se basa únicamente en los partes de siniestro que presentan aquellos agricultores que tienen contratada esta incidencia, por lo que, en realidad, los perjuicios provocados por los animales salvajes son bastante más elevados y cuantiosos.
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), a la vista de esta coyuntura y aún a falta de evaluar la evolución de los acontecimientos durante estos meses cruciales, estima que las pérdidas económicas derivadas de esta causa superarán con creces los 20 millones de euros a finales de este año.
La fauna silvestre –conejos y jabalíes, sobre todo, pero también cabras montesas, corzos, ciervos o ardillas – no encuentra su fuente de abastecimiento en las zonas más altas y boscosas porque la vegetación y los pastos escasean debido a la falta de precipitaciones. Esta circunstancia empuja de forma masiva a los animales hacia las áreas agrícolas en busca de sustento y agua, lo cual está disparando los daños tanto en los propios cultivos que les sirven de alimento como en las infraestructuras de regadío y en el arbolado. A empeorar la situación también han contribuido de manera decisiva los incendios que durante el verano de 2012 asolaron miles de hectáreas en los términos municipales de Andilla, Alcublas, Cortes de Pallás o Chulilla, privando a las especies silvestres de esa enorme masa forestal que constituía su territorio natural.
Buena prueba de ese desplazamiento generalizado desde las zonas montañosas que están protagonizando los animales salvajes lo ilustra un dato reciente: en la Muela de Cortes, el año pasado, los cazadores abatieron 20 jabalíes a lo largo de dos meses y medio, mientras que este año han bastado cinco semanas para abatir ese mismo número de piezas. Se constata, igualmente, un desmesurado incremento de la población de ardillas, las cuales, y por los motivos ya expuestos, están causando daños muy apreciables en las cosechas.
Tampoco las zonas más próximas al litoral se libran del problema. Los pequeños humedales naturales han visto reducida su superficie como consecuencia de la escasez de lluvias y la avifauna, sobre todo las anátidas, se concentra en mayor número de lo habitual en parajes como la Albufera para alimentarse en las plantaciones de arroz. Además, también se constata este año la presencia de jabalíes en la marjal Pego-Oliva.
“La sequía no da tregua y se manifiesta ya en todos los frentes –afirma el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado–. La incidencia de la fauna silvestre está siendo este año mucho más elevada y negativa de lo habitual, por lo que es preciso adoptar medidas como el establecimiento de compensaciones directas a los afectados o como la puesta en marcha de planes para el control de estas especies. Por supuesto, también es necesario introducir mejoras en el seguro que cubre este tipo de daños para hacerlo mucho más atractivo, porque el modelo actual no responde a las necesidades de los agricultores”.

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