Vicente Vila Cuenca murió en Hradischko, Checoslovaquia de un disparo en la cabeza de un SS, Vicente ya se encontraba en un estado muy deteriorado y extremadamente delgado unos 35 kg y en esos días ya se estaban deshaciendo de los mas débiles, a vicente le tocó morir por un disparo, pero a otros los asesinaron con la conocida 0,07 y no era otra cosa que te inyectaban combustible directo al corazón, una muerte rápida pero muy dolorosa. Vicente estaba en el mismo barracón y la misma habitación que mi abuelo Antonio Medina, natural de motril, Granada, Angel Lecuona, natural de Busturia, Vizcaya Enric Moner natural de Figueras, Gerona, Pedro Raga natural de Ulldecona, Tarragona, Rafael Moya natural de Andratx, Mallorca, «los seis de Hradischko»
todos fueron asesinados y sus cuerpos fueron incinerados en el crematorio de Strasnice en Praga y sus cenizas se conservan en urnas individuales en un memorial donde están enterradas 2200 personas victimas de la barbarie Nazi y que estamos intentando poder repatriar, el tiempo lo dirá…
Vicente Vila Cuenca murió en Hradischko, Checoslovaquia de un disparo en la cabeza de un SS, Vicente ya se encontraba en un estado muy deteriorado y extremadamente delgado unos 35 kg y en esos días ya se estaban deshaciendo de los mas débiles, a vicente le tocó morir por un disparo, pero a otros los asesinaron con la conocida 0,07 y no era otra cosa que te inyectaban combustible directo al corazón, una muerte rápida pero muy dolorosa. Vicente estaba en el mismo barracón y la misma habitación que mi abuelo Antonio Medina, natural de motril, Granada, Angel Lecuona, natural de Busturia, Vizcaya Enric Moner natural de Figueras, Gerona, Pedro Raga natural de Ulldecona, Tarragona, Rafael Moya natural de Andratx, Mallorca, «los seis de Hradischko»
todos fueron asesinados y sus cuerpos fueron incinerados en el crematorio de Strasnice en Praga y sus cenizas se conservan en urnas individuales en un memorial donde están enterradas 2200 personas victimas de la barbarie Nazi y que estamos intentando poder repatriar, el tiempo lo dirá…