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Una de las mayores satisfacciones que puede tener un alcalde es recibir el apoyo de sus ciudadanos en unas elecciones locales. Es el examen que pasamos, por suerte, los políticos cada cuatro años y que dejan en sus vecinos la responsabilidad de poner una nota a la labor desempeñada por sus gestores en el ayuntamiento. No sólo examinan el trabajo de sus gobernantes, de los integrantes del equipo de gobierno, sino, también, el resto de los concejales que forman parte de la corporación, la oposición. Unos y otros tienen encomendada una labor fundamental en una democracia constitucional. Por una parte, los gobernantes gestionan los recursos de los que consta un municipio y, por otra, la oposición puede y debe fiscalizar la labor del ejecutivo. Se trata de conclusiones obvias que, de vez en cuando, convienen recordar y poner sobre la mesa, especialmente, cuando nos hallamos a pocas semanas de una nueva convocatoria electoral.
Por ello, ante este nuevo “examen” al que nos enfrentamos tanto gobiernos como oposiciones de los ayuntamientos de la Comunitat Valenciana, es bueno hacer un repaso de algunas de las cuestiones que nos han mantenido ocupados en una legislatura lastrada por la pandemia. Entre las cuestiones que hemos resuelto en estos cuatro años cabría destacar tres muy importantes: la restauración del vertedero de Basseta Blanca, la llegada del metro al centro del casco urbano –que se denominará “Porta del Túria- y el nuevo centro de salud. Tres cuestiones en las que el president Ximo Puig se ha involucrado plenamente y ha cumplido con su palabra.
Eran tres de nuestras asignaturas “pendientes” que hemos sabido encauzar para que lleguen a ser una próxima realidad. En Basseta Blanca se invertirán 11 millones de euros que servirán para instalar una central fotovoltaica y una planta de biogás para generar energía verde. El metro llegará al centro del pueblo que el PP suprimió mientras gobernaba. Por último, en la zona de Pacadar hemos “enterrado” el proyecto de la derecha de colocar ladrillos y cientos de viviendas hacinadas por un complejo socio-sanitario adecuado a las necesidades. La vertebración social y económica son otras de nuestras señas de identidad. Ambas son intrínsecas a nuestra forma de ser y entender la política como servicio público.
Robert Raga es alcalde de Riba-roja del Túria.
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