Opinión. Olga Vallejo: «El hoyo»

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Estaba lejos… no se le veía, solo se le oía, tampoco se le sentía, hasta dudábamos de su real existencia.
No iba con nosotros, iba con otros. Obvio.
Poco a poco se fue acercando.
Algunos empezamos a verle las orejas. Los vecinos más próximos nos advertían, ¡aquí ya llegó!, ¡¡¡cuidado, que va!!! nos decían. Nos aleccionaban tras su errores cometidos.
Esto no parece algo más, esto no pinta bien…
Me llamaban exagerada y algunos se reían cuando tomaba mis propias medidas de seguridad caseras. Obvio.
Molestan las sugerencias, las iniciativas por el bien común.
Estando en estado de alarma la unidad debería ser más fuerte, más llana, pero no es así. Porque los de abajo siempre serán los de abajo y los de arriba nunca contestarán porque son los de arriba. Obvio.
Parece que todo coge forma, unidad, medidas, esfuerzo. Se nos pide compromiso. Confían en nosotros. Quieren confiar en nosotros porque el bicho ya está aquí, entró y puede hacer mucho daño. Ahora sí, ahora ya lo sentimos, ya lo oímos, ya le vemos enteras las orejas.
Hay que prevenir más, es necesario subir el nivel. Muchas personas voluntarias ofrecen su esfuerzo, su trabajo. Vienen hasta nosotros para ayudarnos pero su trabajo es confiscado. ¿Por qué? Porque los de abajo siempre serán los de abajo y los de arriba siempre serán los de arriba. Obvio.
Os envío el mensaje.
Ojalá os haga reflexionar.

Ojalá os haga reflexionar.

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