Una nueva ola irrumpe en nuestra política; cuestionar la España de las autonomías. De momento sólo se ha subido abiertamente a este movimiento Vox, la derecha extrema de moda, que recoge, (en menor medida que Podemos en sus inicios), descontentos de todo pelaje, aunque viendo los constantes cambios de Cs en su discurso o un PP que no acaba de taponar su fuga de votos, a nadie le debería de extrañar que pronto a los de Abascal, se les sumara otras derechas. Sería un error enorme, ya que por ejemplo el PP, ha cimentado sus grandes noches de triunfos electorales, en saber presentarse como una fuerza autonomista en muchas comunidades, coaligándose o fagocitando directamente a diferentes derechas regionalistas (UPN, PAR, Foro, UV…), pero en momentos de tantos cambios y competencia electoral, la paciencia parece que no sea la mayor virtud de las diferentes estrategias de los partidos políticos.
En mi defensa de la España de las autonomías, reconozco que mi edad (31 años) sin duda es un factor que influye en mi posición. Recuerdo como maestros progresistas explicaban en el colegio, esa España descentralizada, donde se respetaban las lenguas propias de cada territorio y sus señas de identidad, como rasgo fundamental de una democracia consolidada y donde el ruido de sables, por suerte, ya había quedado atrás. Eran los 90, grandes proyectos nacionales, como la Expo de Sevilla o las Olimpiadas de Barcelona, todavía estaban muy presentes, no se había cuestionado la unidad del Estado tan abiertamente como en estos momentos y quizá todos éramos un poco ingenuos, pero seguramente no estaría de más recuperar ese espíritu con el que esos maestros de izquierda, nos explicaban esa España casi recién construida, fruto del mayor éxito democrático que sin imposiciones, pero con difíciles negociaciones, habíamos construido entre todos.
Defender esa España que ha acercado la administración al ciudadano, que no solo ha tapado, sino que ha alardeado de la diversidad de los pueblos de nuestro país, como elemento de fortaleza y del que sentirnos orgullosos, no puede ser la única línea de actuación para frenar el auge centralista. También hay que actuar y abrir un melón que hasta ahora, por incomodidad, miedo o las dos cosas, no se ha abierto y no es otro, que esa convivencia de las autonomías, con una estructura de Estado centralista, como son las diputaciones.
Urge afrontar esta cuestión, pero urge también hacerlo con sentido común, si no se quiere producir el efecto contrario del que uno propugna. ¿De qué valen esos discursos vacíos de algunos partidos, que lanzan consignas del tipo «acabar con las diputaciones», «diputaciones no» en plenas campañas electorales? ¿Acaso alguien puede pensar, que instituciones centenarias como las antiguas estructuras provinciales, se van a poder acabar con ellas de la noche a la mañana, como por arte de magia, sin causar ningún prejuicio a la ciudadanía?
De la misma manera que estos discursos por irreales no ayudan, ahora, con el auge del centralismo y del sentimiento crítico con las autonomías, tampoco vale el dejarlo todo como está, inmovilismo que quizá puede haber servido durante varias décadas, pero que en el actual escenario resulta una táctica estéril. Un paso interesante para combatir políticamente la nueva moda contraria a las autonomías (no deja de resultar paradójico que los mismos que con más vehemencia se declaran constitucionalistas, sean los más contrarios a esta descentralización, recogida en nuestra propia Carta Magna…), es la dada por Ximo Puig, de reclamar a las diputaciones valencianas, aquellas competencias que vienen recogidas como propias, en nuestro Estatuto de Autonomía, medida acogida de buen grado por el actual presidente de la Diputación de València, Toni Gaspar. Paso inteligente, dentro de la ley y aunque difícil, realizable, aunque es conveniente que en lo poco que queda de legislatura por delante, los ciudadanos puedan constatar avances al respecto.
Es la hora de la coherencia y no de la ambigüedad, si lo que se pretende es no seguir alejando a la ciudadanía de la política. Frente al populismo centralizador, no vale mirar hacia otro lado. Es un discurso lo suficientemente sencillo y atractivo para muchos, como para ningunearlo y mirar hacia otro lado, pensando que es flor de un día. Si defendemos la España de las autonomías, lo hacemos con decisión y por lo tanto, primamos las autonomías frente a las diputaciones, siempre con responsabilidad y sin poner en peligro ningún servicio. Jugar a dos bandas, solo hace fortalecer a opciones políticas como Vox, que nos guste más o menos su discurso, nadie les puede achacar que no hablen claro.
Es la hora de los valientes y frente al independentismo y el centralismo, defensa de la España de las autonomías y esa, si no la hacemos los socialistas, no la hará nadie.
Post també disponible en: ValenciàEste sábado 21, a partir de las 20 horas, se celebra el VII Festival de Corales Villa de Chiva en la Casa de la Música. Esta edición será protagonizada por el [+]
Post també disponible en: Valencià La pequeña benjamín Alba Giménez, del Club Gimnasia Rítmica Buñol-Club Gimnasia Rítmica Turís-Vall Dels Alcalans ha acudido este sábado a Jávea para participar en la fase autonómica del Trofeo Federación Básico Individual. [+]
Post també disponible en: ValenciàEl Ministerio ha licitado ya la obra de renovación integral de la vía entre Buñol y Utiel cuya inversión asciende a 84 millones de euros. Desde el PSOE de Buñol aseguran [+]
Be the first to comment